Hay dos tipos de personas….Los que se quejan y se excusan o los que actúan y lo logran…
¿Con cuál te identificas?
Los que se quejan, se quejan de todo…. Del día, de la noche,
de la lluvia, del sol, del vecino, del tráfico, de la gente, de la vida, de
todo.
Los otros por el contrario ven en cada momento una
oportunidad, una oportunidad para disfrutar, para conocer, para convivir, para compartir,
por lo que no tienen miedo a fracasar, ya que cada caída es un reto para ellos,
para levantarse y para mejorar.
¿Qué es lo que hace la diferencia entre una persona y otra?
Hay muchos factores claro… pero creo que lo principal y lo
verdaderamente clave es la actitud.
Así es, la actitud que tienes ante la vida. Y hablar de la
actitud es un tema muy amplio, por lo que hoy solo lo quiero tocar en donde empieza.
Pero primero te digo que aunque la actitud positiva es una semillita
que se puede plantar desde que eres pequeño. No quiere decir que, si hoy no
tienes una buena actitud ante la vida, ya valiste queso… Bueno de hecho si…
Pero a lo que voy es que la actitud la puedes cambiar en el momento que tu
decidas y tú quieras, si tuviste un pasado horrible por tu mala actitud, no todo está
perdido…así es, y tú decides el momento en que tú quieras ser feliz, vivir la
vida con pasión y disfrutar tu camino en lugar de sufrirlo.
Ahora vayamos a los inicios. Considero que podemos enseñarle
a ser ganadores a nuestros hijos desde pequeños, desde que están con sus
primeros pininos para aprender a caminar.
La clave está en la actitud que le transmitimos cuando se caen, y lograr que
ellos solos se levanten y continúen con sus pequeños retos de la vida y ¡aprendan!
Antes veías que se caía un niño y corrías luego luego a
levantarlo y a consolarlo, el pobre se soltaba a llorar y tú lo consolabas más
y más, pobrecito… creo que se les hacía débiles, ya que no les permitías
sobreponerse por su cuenta al consolarlos, y al expresar tu alarma de preocupación
por su caída, como si fuera algo malo. Y La verdad, las acciones y las expresiones
dicen mil palabras. Por lo que el mensaje que recibía el niño, era que algo
malo había pasado y que había que llorar para recibir el consuelo y sentirse mejor.
Caerse no es malo, equivocarse tampoco, de que puede ser
peligroso y traer consecuencias es
diferente. Pero de como actuemos y lo enfrentemos es lo que va a marcar
la diferencia entre fracasar y triunfar.
Otro ejemplo es con los pequeños que sufren alguna “discapacidad”,
la familia los limita, les dice que no pueden, les sobre protegen y les sobre-consienten tratando de sopesar su supuesta "debilidad" con premios, y lo único que
aprenden estas personas después es a victimizarse, a hacerse el sufrido y a
causar lastima y a lamentarse de su vida, en lugar de salir adelante. Solo hasta que reciben un buen
golpe para el que no fueron preparados tienen la oportunidad de levantarse o
dejarse caer y como no fueron preparados, obviamente se caen. No sé porque les
llaman discapacidad, cuando debería ser por el contrario “capacidad especial”
que te incentiva a vencer retos de manera ¡diferente y extraordinaria!
Hoy quiero contarles que soy mama de una hermosa nena de ya casi 18 meses. Y mi niña se me ha caído
infinidad de veces... más bien creo que se cae del diario al explorar su
entorno... pero no llora, se da de cabezazos a cada rato, en la mesa, en
puerta, con los cajones...Y mi ternura lo único que hace es decir “auh”, se
soba y sigue jugando.
La verdad yo no soy la súper mamá, es más todavía me
considero un poco neófita en el asunto, todos los días aprendo algo nuevo y
todos los días mi niña me enseña algo nuevo. Sin embargo en sus primeras caídas
no corrí a levantarla y a sobarla y me quedaba “estática” esperando su reacción.
Claro que te duele verla caer, siempre tienes el temor de que se vaya a
lastimar y pueda ser serio, y te cuesta mucho trabajo quedarte ahí, “estática”,
pero es una gran satisfacción ver que no hace un drama cuando se cae y que se
repone solita sin pedir consuelo. Espero poder influir aún más para que ella
siga con esa buena actitud y siga sin tener miedo a caerse o fracasar, y a que se sienta siempre inspirada a intentar.
Claro con esto no quiero decir que hay que ser fríos y no
corramos cuando un niño se cae. En primer lugar porque hay caídas que requieren
atención inmediata y pueden ser peligrosas. Y en segundo lugar porque se podría
caer en el extremo contrario de que en lugar de transmitir el mensaje de “caerse
no es malo y debes sobreponerte y levantarte”, podríamos dar el mensaje “no soy
especial y no valgo la pena, que hasta mis padres no me ponen atención”.
Lo repito, la clave está en sembrar una buena semilla de
actitud positiva a los pequeños para que
vean el lado bueno de la vida y puedan ser independientes y esto solo se logra mostrándoselo
con nuestras acciones, reacciones y misma actitud que tengamos ante la vida. O ¿Tú que opinas?..
Un abrazo y hasta pronto :)
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