Antes cuando me preguntaban ¿cuál es mi objetivo en la vida?, respondía “ser feliz”, ahora les digo “vivir plenamente”…
Definir la felicidad puede ser complejo, sobre todo porque
hoy en día cada uno ha creado su propio concepto. Lo que sí es un hecho es que
la felicidad se ha convertido en un objetivo de la sociedad, en un objetivo de
la vida…
Lograr la felicidad es tan necesario para uno y tan paradójico
a la vez…
Unos relacionan la felicidad con el éxito personal, el
desarrollo profesional, otros con el
bienestar mental, la salud física, el logro de objetivos, otros con la
solvencia económica, el reconocimiento… Como sea el caso, la pregunta es ¿Porque
quieres ser feliz?
Y si nos ponemos a analizar, hay 3 tendencias sobre la búsqueda
de la felicidad, tan increíbles pero ciertas y probablemente en alguna se pudo
haber incurrido. Esto solo nos lleva a cuestionarnos porque es tan difícil ser
feliz… por ejemplo:
La Primera es cuando permites que uno o varios factores
externos relacionados directamente en tu vida te afecten en tal grado que te
preguntas ¿porque la felicidad te es negada?, ¿porque no tienes lo que quieres?
¿Por qué te ocurren a ti las cosas malas? y todo ese meollo que te lleva a
convertirte en una víctima más de la vida, pues la realidad que has dictado, es
que todos esos problemas que giran a tu alrededor te impiden ciertamente alcanzar
dicha felicidad.
La segunda, suponiendo que resulta que todo en tu vida está
perfecto, no tienes que preocuparte por la estabilidad económica, gozas de
buena salud, eres exitoso en lo que haces, tienes alguien que te quiera y todos
los factores externos que se te puedan ocurrir son buenos pero, por alguna extraña razón, no eres feliz. ¡¿Por
qué?! ¿No se cumplen tus expectativas?
O la tercera, descubres que el problema no está en los
factores externos, que el problema está en ti, que entonces para alcanzar la felicidad
debes de enfocarte en ti, pero sin darte cuenta caes en un exceso de atención en
ti mismo, es decir estas tan preocupado en sentirte bien que descuidas esa conexión
con los demás, se pierde esa calidad, esa empatía y descubres ahora
sentimientos de soledad, no alcanzas la felicidad.
Ah! Pero como le gusta al ser humano complicarse la
existencia en busca de la felicidad ¿No crees?
Por eso la gran paradoja es que entre más buscas
incansablemente la felicidad está más se aleja de ti.
Te voy a decir un secreto…
La felicidad permanente no existe, es una quimera, (bueno si eres seguidos de este blog, sabrás que ya no es tan secreto, pues esto te lo exprese en mi artículo de “Felicespor siempre no existe”, ¿recuerdas?).
Entonces de que se trata ¿debemos renunciar a la felicidad?
No, por supuesto que no, solo debemos cambiar el enfoque e
incluso la intensidad en la que buscamos esa felicidad.
La felicidad no se busca, se encuentra… ¿Cómo?
No tienes que buscar incansablemente la felicidad, no tienes
que perseguirla como un loco, no tienes que hacer maromas y teatro para
sentirte bien, porque entre más la persigas mas infeliz te sentirás.
La felicidad cuando dejes de preocuparte por ella,
simplemente la encontrarás. Y como lo he dicho todo el tiempo, la felicidad está
en la actitud que tengamos ante la vida. La clave está en la posición que
adoptemos ante las situaciones.
No se trata de ser
exitoso para ser feliz, no se trata de encontrar pareja para ser feliz, incluso
tampoco se trata de tener salud para ser feliz y lo más loco pero cierto, no se
trata de sentirse bien para ser feliz… ¿Te digo porque?
Pues porque en esta vida siempre, siempre habrá algo que nos
cause tristeza, siempre existirán momentos donde sintamos injusticia, coraje,
enojo, dolor, impotencia. La realidad es que hay muchas situaciones negativas,
perversas y tristes en este mundo. Y no podemos fingir que no existen y solo
sentirnos bien.
Las emociones como la alegría, pero también la tristeza, el enojo y las otras
emociones negativas son parte de nosotros, pues nos sirven aunque no lo creas,
para afrontar acontecimientos difíciles, inesperados y saber explotar esas
emociones y sacarles mejor partido es mucho mejor que fingir una felicidad
inexistente…
Si nosotros cambiamos esa actitud y empezamos a aceptar la vida tal y como es
con sus altibajos, aceptar que tanto las cosas buenas como las malas son parte
de la vida y nos hacemos responsables de nuestros actos, generamos acción verdadera
en nuestras decisiones y en nuestros cambios, nos preocupamos por hacer
realidad eso que en verdad nos importa, aprendemos a valorar y agradecer lo que
tenemos, nos motivamos a pesar de las circunstancias, nos preocupamos realmente
y cuidamos a esas personas que forman parte de nuestra vida, y no solo hablo de las que nos importan porque
sería incluso un pensamiento egoísta, sino también pensar en las que no nos
importan y buscamos brindar una sonrisa, una ayuda desinteresada. Si vemos el lado
positivo a cada mala racha, si nos levantamos cada vez que nos caemos, y
seguimos adelante, Y a pesar de todo le
damos un sentido a nuestra existencia, descubrirás que no buscamos la
felicidad, la encontramos…
Pero además aceptar que esta felicidad no es permanente y no
se trata de ser felices por siempre, sino de tener la verdadera actitud para
saber aprovechar cada cosa buena y mala de la vida… ¿te digo para qué?.... Para
vivir plenamente.
No se trata de buscar la felicidad, porque puedes ser feliz
desde ya, desde este momento o desde el momento en que lo decidas. Se trata de
vivir plenamente, de disfrutar cada experiencia buena pero también aprovechar
cada mala. A Aprovechar cada vivencia y cada emoción para inflamar tu corazón y
sentirte pleno.
La felicidad estará ahí, aparecerá en momentos y se ira en
otros, pero nuestra capacidad para sobreponernos a cada instancia de nuestra
vida es lo que nos permitirá vivir en plenitud, porque no experimentarás
precisamente felicidad, experimentaras esas sensación de realización y de
control sobre tu vida que será más intensa y más constante. Obviamente depende
de tu actitud, de lo que piensas y de cómo decidas actuar. No busques ser
feliz, busca vivir plenamente...
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